Juan José Jaén Arroyo, más conocido como el “Junco” nos hará disfrutar con su baile el jueves por la noche en el Festival Flamenco Expomusic en Ifeza, Zamora. Nació en Cádiz, en el barrio de Santa María y desde muy pequeño empezó a asistir a clases de baile. Cristina Hoyos lo descubrió y lo fichó para bailar en el Ballet Flamenco Andaluz, donde comenzó a trabajar como primer bailarín y coreógrafo, además tiene sus propios espectáculos de baile. Dicen de él que es un bailaor de pura raza, sobrio, con una elegancia que te envuelve y un sentido del compás que arrebata.
¿Por qué eres el “Junco”?
Pues me lo puso una de mis profesoras, Carmen Giráldez, bailaora sevillana. Me decía que tenía que ponerme un nombre artístico, porque Juan José no es un nombre muy flamenco. “ Eres alto como una caña, delgado como un mimbre, tú eres como un junco que siempre estás bailando y te doblas y nunca te partes…” y la verdad es que el mote me lo clavó.
Naciste y empezaste a formarte en Cádiz y luego te trasladas a Sevilla para seguir estudiando baile y donde resides actualmente. ¿Qué tienes de cada una?
Siempre lo digo, una me dio el compás, ese gracejo de Cádiz, la sal, la gracia… y Sevilla la verdad es que siento que me ha dado un poco la elegancia de los maestros de Sevilla. Una me controla y la otra me descontrola.
Háblame de tu faceta letrista.
La verdad es que me gusta escribir así en los ratos libres, o a lo mejor cuando hay algún cantaor que me pide alguna letrita porque va a grabar un disco, un poco también para que no sean las de siempre. Y cuando escucho alguna letra mía en un tablao, en un escenario, pues me gusta, me da alegría.
¿Cómo fue que empezaste a bailar?
En mi familia había afición y también tenía un primo de mi edad muy aficionado y escuchábamos los dos a Camarón, también en el barrio donde yo nací, el barrio de Santa María, donde nació La Perla, Chano Lobato… y había mucha música siempre, pero en mi familia no pasábamos de ahí, yo siempre digo que soy “la oveja flamenca” de mi familia. Mi prima se apuntó a bailar sevillanas en una peña y yo quise apuntarme también, y al final mi prima duró un mes y yo… pues toda mi vida.
¿Por qué decides marchar a Sevilla?
Por la inquietud de seguir aprendiendo, en Cádiz hubo un momento en que ya no sabía a dónde recurrir, y entonces probé a ir a Sevilla, empecé con Manolo Marín con unos 16 años, y ya con 18 después de hacer el servicio militar pues ya me quedé allí a vivir. Entré en la dinámica en que los fines de semana te iban llamando para fiestas, festivales… y ya iba compaginando eso con la escuela. Después de regresar de la mili me llamaron para irme un mes y medio a Venezuela y cuando volví fue ya cuando me llamaron para trabajar en la compañía de Cristina Hoyos y ya fue cuando definitivamente me asenté en Sevilla.
¿Qué pasaría si pasara? Con Riki Rivera, Roberto Jaén y David Palomar.
Bueno eso es entre comillas un capricho que nos dimos en su día, y la verdad es que es uno de los espectáculos que a la gente hoy día más les impacta. Es un poco la locura y mostramos esa idiosincrasia gaditana, en ningún momento queremos parecer un cuarteto de carnaval aunque a mucha gente a veces se lo recuerde. Queremos que la gente vea a cuatro artistas de Cádiz, con la forma de ser gaditanos y dejándonos llevar por la locura, porque a fin de cuentas es un espectáculo con sus monólogos, con sus historias y después con su flamenco más tradicional, por seguiriyas, por soleá, por alegrías… La verdad es que es un espectáculo diferente a los formatos de espectáculos flamencos que suele haber ahora mismo. Lo que pasa también es que nos cogió en medio la pandemia, todo se frenó, y tenemos unas cuantas actuaciones ahora por delante, en La Línea, en Cádiz, en Madrid, en Sevilla lo queremos hacer otra vez también…
Y lo cierto es que es fácil trabajar con esta gente, los cuatro que nos conocemos desde niños, de hecho somos familia, pues eso es una bomba de relojería.
La idea parte de Riki Rivera, nos llamaron para actuar en Cádiz y decidimos hacerlo juntos, mi hermano Roberto también venía con la percusión, y hablando así, pues pensamos en ir contando pequeñas historias, del soniquete, del tanguillo… y así surgió el primer “¿Qué pasaría si pasara?” y en el público coincidió que estaba David Palomar y cuando lo vio pues le gustó mucho y se ofreció para cantar y ya le fuimos dando vueltas hasta que salió el espectáculo que es ahora.
¿Si no hay locura no hay arte?
Es verdad, yo tengo una camiseta de la marca Jaleo Shirts, y me encanta, sin locura no hay arte. Yo creo que el arte te transforma, tú puedes estar en tu vida cotidiana con tus niños, tu familia, amigos… pero en el momento que te pones el traje de bailaor te transformas y el convivir con esas dos personalidades es una locura, porque tienes que convivir con los pies en la tierra pero también eres una artista y tienes que saber llevar eso.
¿Cuál es tu rutina un día normal?
Tanto mi mujer, Susana Casas, que también es bailaora, como yo, pues lo intentamos llevar lo más normal posible, tenemos dos niños de 8 y 12 años y llevamos una época pues dedicados a ellos, el colegio, las actividades, nuestros ensayos si tenemos alguna función, el tablao, después si surge algún viaje y podemos llevárnoslos nos los llevamos. No es como mucha gente piensa que nos llevamos todo el día bailando. Un poco es una rutina normal, pero claro, cuando te dicen que te tienes que ir un mes y medio a Japón, pues ya desmantelas la casa, los niños, y nos vamos para Japón, como hicimos ya en el 2018 y 2019.
¿Y cómo es allí?
Bueno allí en Japón, es una maravilla. Yo creo que hay que agradecerle mucho a la afición de Japón, que te llenan cada día el tablao, o un teatro con 3.000 personas y dices tú madre mía… Es increíble, yo llevo yendo desde el año 96 y me gusta mucho Japón por su cultura también. Son muy disciplinados pero a la vez súper locos. Durante la semana muy serios para su trabajo, y llega el viernes y se convierten en otra persona.
¿Crees que es el mismo público para un recital de flamenco que para un espectáculo de baile flamenco?
Es verdad que hoy en día el flamenco tiene algo pendiente con la afición, tiene que atrapar a la gente joven, a un nuevo público, porque es verdad que en el espectáculo hay un público más diverso que cuando hay un recital de cante, que va un público de media edad para arriba. Lo que es un festival flamenco a los jóvenes hoy en día les está costando, pero eso no se tiene que perder, esos festivales largos.
¿Cuáles son las cualidades que debe tener un bailaor?
Son bastantes, a nivel físico, también hay que tener un oído, el compás, el ritmo, conocer los cantes, no conocer la enciclopedia del flamenco, pero sí saber los ritmos, las sevillanas, los tanguillos, la soleá… Son muchas cosas que quizás el cantaor no necesita porque con tener su garganta, su buen metal y un buen oído, ahí ya lo tiene ganado porque cuando abra la boca ya levanta el patio de butacas y el bailaor para levantar el patio de butacas tenemos que hacer muchos malabares.
Muchas gracias Juan.
Muchas gracias a vosotros, tengo muchas ganas de estar en Zamora, compartiendo cartel con esas primeras figuras del flamenco.
Entrevista realizada por Estefanía Regalado para Foro Flamenco Zamora